viernes, 18 de septiembre de 2009

¿La Ley 1420 era la solución?

El Congreso pedagógico sudamericano, reunido en Buenos Aires en 1882, resolvió promover la enseñanza elemental, suprimir los castigos corporales y establecer la escuela mixta. De acuerdo con estos principios y bajo la inspiración del ministro Eduardo Wilde las cámaras legislativas se ocuparon en junio del año siguiente, de sancionar una ley de educación común.
El laicismo en la enseñanza dio origen a intentos y memorables debates de carácter doctrinario, entre sus defensores y los partidarios de la enseñanza religiosa.
Finalmente las Cámaras sancionaron en Julio de 1884 la llamada Ley de Educación Común (Ley 1420), que establecía la enseñanza elemental obligatoria, gratuita y laica. Además creaba el Consejo Nacional de Educación Primaria y los organismos superiores de enseñanza.
Recordemos que esta Ley solo tenía alcance federal es decir abarcaba a la Capital Federal y a los territorios nacionales únicamente. Las provincias tenían la opción de adoptar o no esta Ley. Pero en 1905 a pedido de las provincias, se permite a la Nación actuar en las áreas interiores. Es a partir de este momento que se crea un verdadero sistema a nivel nacional, la matrícula crece y la escuela cumple su función civilizadora.
Ahora cabría la pregunta ¿Se solucionaba todo el tema de la educación con la sanción de la Ley 1420? Coincidimos en que no. Algunas de las disposiciones de la ley fueron incumplidas y como es obvio hubo modificaciones a partir de nuevos instrumentos legislativos que contradijeron a las mismas.
Llegado a este punto podríamos preguntarnos sobre qué método de enseñanza se estaba llevando a cabo hasta este momento y cuáles le sucedieron y que fin perseguían.
Una figura que no puede dejar de nombrarse es a Víctor Mercante, En Mercante, el discurso ideológico se entremezcla con el cientificista y el didáctico. Mercante quiere actuar sobre la Escuela -mejor, sobre el niño-; para ello apela al experimentalismo y la investigación neurofisiológica. Pero ¿cuál es su preocupación final? La creación de un tipo humano que sirva al Estado. ¿Qué tipo de Estado? Un Estado de orden, de regulación, de ley, de convivencia armónica y pacífica. Y ¿con qué sujetos? Con los creados étnicamente por la inmigración y culturalmente por la Escuela. También no debemos olvidarnos del escolanovismo: el movimiento de la Nueva educación, que tuvo su impacto tanto en Didáctica como en el de la Organización escolar. Nuestra afirmación es que el escolanovismo no reemplazó al positivismo, sino que cubrió sus espacios deficitarios y ambos se complementaron en una síntesis didáctico-metodológica y organizacional (aún con serias oposiciones teóricas)
Debemos tener presente que hasta este momento, a pesar de que se contaba con un sistema educativo, éste estaba orientado a formar a dos clases de ciudadanos. Aquellos que debían formarse para el trabajo (hijos de inmigrantes, hijos de obreros, etc.) y aquellos que debían formarse la función política (hijos de las elites). Estos últimos eran los que accedían a la Universidad. Y los otros era preferible que no accedan a la Universidad ya que si lo hacían podrían reclamar el derecho de acceder a la función pública dirigente, precio que las elites no estaban dispuestas a pagar.

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